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HISTORIA DE LA YAMAHA

 

En la década de los 60's Coltejer era una de las mayores textileras del país. Una de sus filiales más importantes fue Furesa (Fundiciones y repuestos S.A.) la cual comenzó fabricando partes y repuestos para la maquinaria textil de Coltejer, pero muy pronto, gracias al fuerte desarrollo tecnológico que tuvo, incursionó en la fabricación de telares, válvulas y máquinas cortadoras de césped entre otros.

En la segunda mitad de los 60's, los directivos de esta compañía se interesaron en desarrollar auto partes y además evaluaron la factibilidad de crear una ensambladora de automóviles, considerando que en Colombia hacía falta un vehículo popular. Establecieron contacto con la empresa francesa Renault con la que llegaron a un acuerdo para el ensamble de vehículos de esta marca, pero por petición del gobierno nacional este proyecto fue cedido al IFI (Instituto de Fomento Industrial) y en asocio con el gobierno Francés fundaron en 1970 a SOFASA.

 

Cerrado este capitulo, Furesa siguió investigando que otro vehículo popular se podía desarrollar, barajaron varias opciones, incluso la del ensamble de bicicletas apoyados por una industria internacional. Fue de esta manera que se pensó en las motocicletas, basados en el desarrollo que había tenido este vehículo como transporte popular en los países de Asia. En esos años, principios de los 70's, las motos eran vehículos poco comunes en nuestras ciudades, la única ensambladora existente era Auteco que ensamblaba motos Lambretta y Kawasaki. Se realizaron contactos con Yamaha de Japón con quienes se estudió la posibilidad de establecer un acuerdo de asistencia técnica y ensamble en nuestro país. Basados en estas conversaciones los directivos de Furesa presentaron a la junta directiva de Coltejer este proyecto, siendo rechazado siete veces en tres años hasta que por fin fue aprobado y se determino comenzar el ensamble en 1975 con una proyección inicial de 800 motocicletas anuales.

Una vez que se tuvo luz verde, la principal inquietud de los responsables del proyecto fue como mercadear y comercializar un producto tan poco conocido y usado. Lo primero que hicieron fue aprender a montar en moto y salir a recorrer el país para evaluar los vehículos y su desempeño en nuestra topografía y de paso medir la reacción de la gente, sirviendo esto como estudio de mercado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La línea de ensamble inició operaciones en 1975 dentro de las instalaciones de Furesa en la ciudad de Medellín. Los primeros modelos fueron una moto todo terreno, la DT-125 / 175 y otra de calle, la RS100. Ese año se cerró con un total de 160 unidades vendidas. Aquellas primeras DT tuvieron una importante evolución técnica en 1978 cuando se introdujo el modelo Monoshock, en el cual se reemplazaron los dos amortiguadores traseros por uno solo central, configuración que prevalece hasta nuestros días. En su época esta moto causó un gran impacto porque era la primera vez que se veía un sistema de estas características, además el motor contó con un importante aumento de potencia que las hicieron más rápidas. Gracias a estas mejoras las ventas se incrementaron y se comenzaron a usar en competencias deportivas. En 1980 se mejoró aún más el modelo con la introducción de un nuevo carburador que contaba con un sistema mecánico que compensaba la mezcla de aire - gasolina de acuerdo a la altura sobre el nivel del mar, este nuevo carburador se denominó Calibmatic y dio nombre al nuevo modelo de la saga DT que siguió cosechando éxitos en ventas y que hasta la fecha sigue triunfando en competencias de velocidad. En 1984 apareció por primera vez la última evolución importante de la línea DT, que incorporó un diseño muy moderno para su época que todavía se mantiene vigente. Desde entonces solo ha habido cambios menores siendo lo más relevante en estos años la introducción de accesorios de aluminio, freno de disco delantero y sistema eléctrico de 12 voltios en el 99.

 

Sin duda la línea DT, con todas sus variantes, ha sido una de las más exitosas de Yamaha en nuestro país, con una producción hasta el momento de más de 170.000 unidades, incluyendo la DT200 que se produjo del 93 al 2000 y que fue la más avanzada gracias a su sistema de refrigeración por agua, válvula de escape YPVS y varias innovaciones tecnológicas que le daban un sorprendente rendimiento, el cual ha sido aprovechado en las pistas.

En cuanto a los modelos de calle, la línea más significativa ha sido la RX, que es la evolución de las primeras RS. La RX, en todas sus versiones, 100/115/125 y 135, de las cuales se han ensamblado más de 87.000 unidades hasta el momento, han sido muy apreciadas por sus usuarios, en especial por los jóvenes por ser motos muy rápidas, lo que a su vez ha hecho que haya tenido y tenga en la actualidad, una nutrida asistencia en las competencias de velocidad. También de aquella época data la FS80, más conocida como Furia, nombre inspirado en un caballo de una película de cine y cuyo logo le daba una importancia predominante a la "F" en clara alusión a Furesa. Este modelo fue muy estimado por su bajo precio de compra, económico funcionamiento y excepcional calidad y resistencia. Todos estos atributos la hacían ideal para el transporte en la ciudad por lo que era muy valorada por estudiantes y trabajadores quienes fueron sus principales compradores, todavía se pueden ver algunas unidades rodando por nuestras calles.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

décadas sin mayores modificaciones

En aquellos primeros años se experimentó con un modelo pensado exclusivamente para el campo, la AG100, más conocida como la Agro, la cual contaba con protecciones especiales, una caja de cambios modificada para tener más fuerza a bajas velocidades y una inmensa parrilla para cargar grandes bultos o animales pequeños. Este modelo no encajó bien en nuestro mercado porque las motos en aquella época eran un medio de transporte muy poco conocido y aceptado en el campo, a diferencia de otros países como por ejemplo Australia donde la Agro es toda una leyenda.

En sus inicios el mayor reto para Yamaha fue la promoción de sus productos, con el agravante de que el presupuesto de publicidad era muy pequeño. Por esto la estrategia se baso en dos puntos; el primero en promover el uso de la moto entre reconocidos directivos industriales de la ciudad y el segundo en participar en carreras de velocidad que se corrían en circuitos callejeros y de motocross, eventos que gracias a incontables triunfos se convirtieron en la mejor vitrina de Yamaha.

 

Las primeras carreras de motocross en las que estuvo Yamaha, fueron las que se realizaban en la pista de la Arenera ubicada en los terrenos de una fábrica de ladrillos cerca de las instalaciones actuales de Pintuco, en Medellín. Posteriormente Furesa inauguró su propia pista en Envigado donde se organizaban carreras, tanto departamentales como nacionales y además se corría la categoría Enduro, en la cual los aficionados participaban con sus propias máquinas de serie y donde las Monoshock y Calibmatic eran muy comunes en la grilla de partida. Inclusive se realizó en una oportunidad la Copa Monomarca Yardley solo para motos Monoshock, la cual tuvo una nutrida participación. De esa época data el primer equipo profesional Yamaha de Motocross integrado por personajes como Fernando y Cristian Echavarria, Juan Pablo de Bedout y otros que seguramente los aficionados de los 70's y 80's recordarán. En la segunda mitad de los 80's la actividad deportiva de está especialidad, se vio muy disminuida por diferentes factores pero volvió a resurgir en los 90's y Yamaha conformó nuevamente un equipo oficial con el cual ha cosechado grandes éxitos, primero con Nicolás Stankov y más recientemente con Juan David Posada, ambos varias veces campeones nacionales en diferentes categorías.
Yamaha también estuvo presente desde sus inicios en las competencias de velocidad, las cuales se corrían mayoritariamente en circuitos callejeros como por ejemplo el del Estadio y el del Poblado en Medellín y muchos otros a lo largo de toda la geografía nacional. Las motos usadas eran las RX100 y XT500, muchas de ellas modificadas por los mismos corredores. Además de esto la empresa patrocinaba algunos pilotos que competían con máquinas especiales traídas de Japón como por ejemplo las TZ125 y 250. Actualmente, aunque Yamaha no tiene equipo oficial de velocidad, sus modelos son muy usados en esta especialidad, como por ejemplo la BW'S (en la categoría scooters), las DT (en todas sus variantes) y las RX. Adicionalmente Incolmotos-Yamaha patrocina la Copa RX 115 en la cual solo corren las 115 sin ninguna modificación, dándole la oportunidad a numerosos amantes de la velocidad de dar sus primeros pasos en competencia.

 

A principios de los años 80's Yamaha vendía 13.000 unidades anuales y el portafolio estaba compuesto por las líneas DT, RX y la Furia. Además se importaron motos ensambladas entre las cuales estaban las míticas XT500 y su versión de Enduro la TT500, que fue la moto de los sueños para los aficionados de la época por ser la más potente del mercado y además por su versatilidad. Los afortunados que podían tener una TT o una XT, no solo disfrutaban de su enorme potencia sino también con la admiración que suscitaban estas máquinas en la calle cuando la gente se volteaba a admirarlas al sentir el inconfundible sonido del poderoso monocilíndrico. No pasó mucho tiempo antes de que se formaran grupos de usuarios de este modelo quienes frecuentemente organizaban paseos y diferentes actividades. La fama de la XT500 también se formó en las pistas de carreras donde cosechó muchos éxitos y tuvo un gran impacto. En esa época también arribaron algunas RD200 - 350 y 400, motos deportivas de calle con potentes motores bicilíndricos de 2 tiempos pero sus ventas no fueron muy significativas, aunque si dejaron una huella imborrable gracias a su sorprendente desempeño y al delicioso sonido que fluía de sus dos escapes cuando eran aceleradas a fondo.

 

 

 


 

The wait is over. Fatal Secrets is over here! Thrilling and entertaining, like the experience on a crazy roller coaster.

The New York Times

 

Thrilling in the extreme, Fatal Secrets is a definite page-flipper.

The Washington Post

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